
Reoun Heng —Mujer Bunong de Camboya— se dijo un día que quería ser independiente y trabajar para ella misma, sin depender del gobierno ni de nadie. Había quedado huérfana de pequeña y estaba acostumbrada a valerse por sí misma. Pero sus ansias de independencia no la empujaron a dar la espalda a su comunidad, sino todo lo contrario. Heng se volcó a ayudar a los demás y consiguió crear oportunidades de emprendimiento y generación de ingresos económicos no solo para ella, sino también para su familia, su comunidad, y para muchas otras Mujeres Bunong de la región.
Reoun Heng empezó vendiendo en el mercado del pueblo más cercano las frutas y verduras que cultivaba en su pequeño terreno y que recolectaba del bosque comunitario. Pero el pueblo más cercano se ubica a trece kilómetros de su casa en Sen Monorom, la capital de la provincia oriental de Mondulkiri, colindante con la frontera con Vietnam. Cada mañana que quería ir a vender, Reoun Heng debía levantarse a las cuatro para recorrer esos trece kilómetros a pie o, con suerte, en motocicleta. De otro modo, tenía que pagar a alguien para que hiciera de intermediario, y esa persona se quedaba con una buena parte de las ganancias.



Una vez que llegaba al mercado, Reoun debía moverse con entre cinco y diez kilos de verduras a cuestas para venderlas. Muchas veces le compraban una pieza por quince centavos y después la vendían en otra tienda por dos dólares. En el mercado no tenía sitio para sentarse ni para guardar sus cosas, ni lavabo para asearse. De vuelta a casa, regresaba cansada y con tan solo cinco o diez dólares en el bolsillo. Esa ganancia no compensaba el trabajo y el tiempo que le había supuesto cultivar sus hortalizas y conseguir las frutas silvestres del bosque. En la época de lluvias, la venta era aún peor, porque el camino y el mercado se llenaban de barro.
Pero no solo Reoun Heng lidiaba con esta situación injusta; la enfrentaban también la mayoría de las Mujeres Indígenas de la región que querían vender sus productos en el mercado de la provincia. Las mamás incluso tenían que llevar los bebés a cuestas mientras vendían.

En 2011, Heng se propuso cambiar la situación. Se alió con la Asociación de Mujeres Indígenas de Camboya (CIWA, por sus siglas en inglés) y —gracias al apoyo financiero de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)—, iniciaron un proyecto para pedir al gobierno provincial un espacio en el mercado exclusivo para las Mujeres Indígenas. Heng fomentó el diálogo con las autoridades comunitarias del distrito y de la provincia para alquilar el espacio. Una vez conseguido, Heng trabajó con las Mujeres Indígenas en función de tres objetivos: mantener el lugar limpio y ordenado, sumar estrategias de venta competitivas, y conseguir fondos para construir un lavabo en el mercado.
En 2022, gracias a sus habilidades como lideresa comunitaria, Reoun fomentó la creación de un mercado indígena provincial y salió elegida como miembro del comité de organización. Ese mismo año se reunió con las autoridades locales para pedir un plan de renovación del mercado, y en 2023 coordinó la provisión de materiales para renovar la puerta y la valla que protege el mercado. Además, fomentó la venta de productos orgánicos y libres de pesticidas para mantener la salud y las tradiciones indígenas de su pueblo en el cultivo y recolección de frutos, así como para preservar una relación armoniosa con la naturaleza.



La lucha de Reoun Heng ha transformado la vida de alrededor de cien vendedoras indígenas de distintas comunidades del distrito. Ahora, ellas tienen un sitio donde vender y guardar sus productos, pueden ir al baño y reposar cuando lo necesitan. Con los ingresos generados, pueden pagar las tasas y materiales escolares, comprar comida, y medicamentos cuando se enferman.

La lucha de Reoun Heng ha transformado la vida de alrededor de cien vendedoras indígenas de distintas comunidades del distrito. Ahora, ellas tienen un sitio donde vender y guardar sus productos, pueden ir al baño y reposar cuando lo necesitan.
Defender los lugares espirituales para revertir las injusticias
Sin embargo, Reoun Heng no solo ha luchado por los derechos de las vendedoras indígenas. En 2012 inició su propio proyecto turístico como guía, y montó un restaurante y casa para huéspedes en el pueblo de Poulong. Heng asegura que se hizo guía turística porque le encanta sentirse conectada con la naturaleza y los animales salvajes, y quería compartir esa pasión suya con las personas que venían a visitar su región. El restaurante y la casa de huéspedes, además de dar servicio a los turistas, han dado trabajo a otras Mujeres Indígenas de su comunidad.


Al realizar las visitas turísticas por el bosque y la montaña sagrada de Radang, pronto se dio cuenta de que habían vulnerado los lugares espirituales y de entierro de Mouch Ou Pong Mab y del bosque comunitario de Glgnove Krach. En 2019, varios miembros ricos de la comunidad se juntaron con autoridades provinciales, comunales y del distrito para acaparar las tierras comunitarias del bosque y la montaña sagrada, y transformarlas en tierras de cultivo para su propio beneficio.
De acuerdo con la ley camboyana, la transferencia de tierras comunitarias se debe hacer mediante un proceso de consulta previa y con el consentimiento libre e informado de la comunidad. Entonces, los miembros poderosos de la comunidad falsificaron documentos para obtener la aprobación del jefe comunitario. Luego, entregaron a cada familia doscientos dólares a cambio de firmar un papel y poner su sello. Esto después apareció en el documento falsificado que otorgaba el consentimiento para vender la montaña sagrada.

El acaparamiento de tierras generó desequilibrios en la comunidad y empezaron a suceder incidentes inusuales. La gente se moría repentinamente, o se enfermaba, e incluso algunos se suicidaron. Los miembros comunitarios ya no podían ir a recoger leña, frutos, verduras, y miel del bosque, ni tampoco podían pastar los animales. “Mucha gente estaba preocupada por perder su cultura e identidad. Antes ni un pequeño árbol había sido violado”, explica Reoun Heng.
Ante tales injusticias, Reoun Heng se unió como voluntaria comunitaria al grupo indígena Rhan Khon Nhos para defender su territorio. Consiguieron apoyo legal, técnico y financiero de la Organización de los Pueblos Indígenas de Camboya (CIPO, por sus siglas en inglés) para pedir la devolución de las tierras a la comunidad e invalidar el documento de consentimiento.



Mucha gente estaba preocupada por perder su cultura e identidad. Antes ni un pequeño árbol había sido violado
explica Reoun Heng

Debido a su activismo, Heng fue demandada en los tribunales provinciales, proceso que sigue en curso en la corte de apelación. Por todo ello, Reoun tuvo que cerrar temporalmente el restaurante y la casa de huéspedes, y cada vez tiene menos tiempo para trabajar como guía turística. Dicen que su casa se parece a una casa de la caridad; sin embargo, sus prioridades siguen siendo luchar por los derechos individuales y colectivos de las Mujeres y los Pueblos Indígenas, mantener vivo el sistema alimentario ancestral a través del mercado que inició y revertir las injusticias.



