Al pie del Monte Meru hay una escuela de paredes amarillas con el escudo Masái a los costados. Niñas con uniformes escolares pulcros toman clases que mezclan la modernidad y las costumbres ancestrales adentro de las casas. La escuela es un terreno fértil con jardines verdes donde cada año entre 80 y 100 niñas africanas son salvadas, queridas y apoyadas para que puedan enfrentar el mundo, y si lo desean, vuelvan a sus comunidades indígenas a devolver lo que aprendieron en el corazón de Tanzania.
El lugar se llama Mobile Learning Lab y es parte de la organización, Maasai Women Development Organization (MWEDO), una organización de Arusha, que iniciaron un grupo de mujeres con la visión de atender necesidades específicas para que lograran el empoderamiento paulatino de todas ellas, a través de una sólida base social y ejes que siempre tengan como premisa la vida comunitaria a través del fortalecimiento económico, la justicia y la equidad en la repartición de la propiedad de la tierra y el acceso a la educación en las niñas pastoras más desfavorecidas a lo largo de la historia local.
En ese camino que lleva 25 años abriendo posibilidades de futuro, Ndinini Kimesera Sikar, la Directora Ejecutiva de MWEDO, sostiene que 850 mujeres han conseguido ser dueñas de sus tierras y más de 6 mil 300 obtuvieron conocimientos financieros y habilidades empresariales con grupos de autoayuda.
“Teníamos varios frentes para enfocar nuestras lucha cuando iniciamos la organización en el 2000; la igualdad de género, la desigualdad social, pero también teníamos muchos problemas con la cuestión de los derechos humanos, y específicamente cuestiones como la falta de educación, el analfabetismo”, dice Ndinini, orgullosa de que la iniciativa en la actualidad este brindando educación de calidad, apoyo financiero para matrículas escolares, comidas, útiles escolares, libros, uniformes, alojamiento y alimentación a niñas Masái de primer año de secundaria, apoyos que han logrado que las niñas tengan cada día mayor rendimiento en asignaturas que antes hubiera sido un sueño lejano, como matemáticas y ciencias, como química y biología
Además de la educación, MWEDO ha logrado que más de 500 empresas tengan planes de ahorro y crédito que benefician a las 10 mil socias en todo el norte del país africano. Pero la lucha por la realización plena de las Mujeres Indígenas de Tanzania también tiene como eje primordial la salud materna infantil. Por muchos años las mujeres de Tanzania ha tenido que enfrentar el estigma de tener una de las tasas de mortalidad infantil más altas del mundo, sobre todo en zonas rurales y en grupos indígenas como los Masáis, debido al escaso acceso a la atención médica y que en los grupos de tradición seminómada casi la mitad de los partos se producen sin asistencia capacitada.
Por eso MWEDO decidió trabajar con parteras tradicionales Masáis que establecieran vínculos sólidos con los hospitales, además de que realizan campañas y actividades de divulgación y educación comunitaria que garantice que cada madre y bebé reciban el apoyo que necesitan y tenga la información de que existe una posibilidad. La avanzada en esta iniciativa es el Centro Médico KIPOK, una clínica y dispensario cercano a la región de Manyara que cuenta con personal médico, parteras y trabajadores de salud que ofrecen atención integral a personas con VIH, incluida la prevención del VIH de madre a hijo. Un lugar equipado que apoya a más de 10 mil mujeres y niños y da acceso a atención primaria de salud a personas y familias de toda la comunidad Masáis.